Tiempo - Autóctona y prescindible #10
Pasados presentes, bisagras y parteaguas, llegadas y partidas, efemérides y lo que hay en el medio.
“Más atrás, en la rabonera del rancho, a la sombra de las becasinas altas, sentado siempre en su sillita, está el General Romero. Matea. Hace ya 23 años de lo de “El Aromito”, pero sigue allí, sentado. Lo rodea una multitud de gallinas y pecaríes. Aquellas picotean el suelo, éstos hozan entre la tierra apisonada buscando arvejas, migas o gusaneras que hayan caído de la mesa del almuerzo. Ha llovido poco estos últimos días. Sobre el Viejo, enturbia el aire una nube de mosquitos, atilios rojos y zumbantes acuyicos. Pero el Viejo no los ve, no los oye ni presta atención a la lanceta de los aguijones. Es que ya no tiene sangre casi y su piel agrietada se ha percudido con el polvo de mil caminos y es difícil que por allí se ganen las bayonetas de las sabandijas”.
- “El General Romero”, primer párrafo. Roberto Fontanarrosa (1993)
Tiempo
El correr del tiempo nos desafía a movernos. Nos impulsa a cambiar, a aprender a perder cosas y gente, a animarnos a releer las cosas que creíamos leídas. A veces esa relectura nos hace confirmar nuestras primeras reflexiones y a veces a negarlas, a entender las cosas desde el nuevo “yo”, que en pocas oportunidades se modifica tanto como que acumula todos los “yo” que fueron naciendo. La coherencia a través del tiempo es un valor, una virtud. Sin embargo, la permeabilidad para seguir aprendiendo y cuestionándonos a nosotros mismos es una característica que he aprendido a valorar más en los últimos años.
Tanto en cuestiones de apreciación artística como de comprensión de la política y la sociedad, últimamente vengo reflexionando acerca de cómo es importante soltar algunas opiniones en las que hoy en día no me siento tan cómoda, como si tuviese puesto un saco que me queda molesto, que parece hecho a medida de otra yo. Y también vengo aceptando que no es necesario, al soltar esas opiniones, renegar de ellas ni desaprenderlas (aunque a veces sí, no me cabe duda).
Hoy transitamos un momento en el cual las opiniones más llanas, quizás por lo contundente e inalterable de la llanura, parecen las más convincentes para mucha gente. Las opiniones que quizás no habilitan cuestionamientos. Planteos que no molesten. Por lo tanto, planteos que no tienen la capacidad de incorporar diferencias. Discusiones hipoalergénicas que no nos piquen ni nos hagan dudar, que nos permitan encajar todo en el binarismo de lo bueno y lo malo. Un poco me rebelo ante eso, siempre con atención a no caer en el pozo interminable del relativismo infinito, luchando contra caer en ese espacio en el que todo es aceptable y en el que se forma, como sobre una hornalla de obsecuencia, lo tibio del pensamiento, sin animarse a lo caliente ni a lo frío.
El paso del tiempo me proveyó de esa atención, que antes ni siquiera consideraba un riesgo, al notar que siempre que gané algo o que hice ganar algo a la causa o la gente que defiendo y defendí, lo hice con los dedos ensangrentados tratando de no caer en la rutina de la apatía y la relativización, animándome a sentir y, principalmente, a equivocarme.“¡Al fin llegaste!”
Eso creía Sara Facio que le diría María Elena Walsh cuando se reencuentren según le contó en 2018 a El Cohete A La Luna. A los 92 años nos dejó Sara Facio, quizás el lente más importante de la fotografía nacional. Su vida, su filosofía, su forma de ser y su coraje no se los llevó con ella. Le debemos el recordarla como vivió y agrdecerle siempre por todo lo que nos regaló.Bisagras
El tiempo corre, fluye, y hay eventos o personas que a veces se convierten en bisagras en ese recorrido, en un antes y un después en algún sentido y en alguna cuestión. El otro día pasé por Jerga Sudaka a hablar de un verdadero parteaguas en la historia del rap: Rakim. Y, a partir de él, del desarrollo de la composición en el hip hop y del juego verbal que hoy en día tiñe toda su amplitud.Grande
Recientemente charlaba con unos amigos acerca de algo que ya he discutido muchas veces y que es de esos temas en los que a veces cuesta ser claro. Es en esos temas en los que más me interesa pulir mi opinión a partir de escuchar a los demás y poder disentir con ejemplos, con teoría, con praxis y realidad. Paso a detallar.
El hip hop es un ámbito en el que se discute y se rediscute el tema de la representación. De la representación individual pero también de la representación colectiva, como sucede con todas las expresiones culturales cuya cuna fueron comunidades marginadas y oprimidas. Esto despierta muchas discusiones a día de hoy. Una de tantas es acerca de qué ocurre cuando alguien que no pertenece a comunidades que se vean representadas por esas dinámicas se presenta como un, valga la redundancia, representante de aquella expresión artística o cultural.
En la mayoría de las ocasiones podemos ver que eso forma parte de procesos de masificación de audiencias, por ejemplo, o de (desde ya) procesos de gentrificación explícita. Pero no siempre.
Muchas críticas de este tenor recibió injustamente Chico Buarque, que, a pesar de pertenecer a una clase acomodada, tomó la decisión de cantar sobre la desigualdad, sobre la pobreza, sobre los sistemas que oprimen principalmente las sociedades del sur del mundo.
Sin negar ni avergonzarse de su origen en la pirámide social, fue un verdadero traidor a su clase. Algo que vemos mucho, pero en el sentido inverso. Y fue a fondo y para siempre, no solamente desde la dimensión estética. Algo que vemos mucho. Punto.
Chico Buarque cumplió 80 años, mayoría de los cuales ha pasado construyendo arte despierto, arte crítico, arte sagaz. Desde la literatura y su obra, hermana latinoamericana de la de Orwell, hasta lo inmenso de su creación en la música, Buarque nos ha ayudado a aprender a ver la tragedia, a acariciar lo sensible, a sentir la vulnerabilidad y la potencia en partes iguales.
En lo personal, siempre va a ser quien me aportó una caja de herramientas de lo sensible para hacer pie sin resignación en la realidad.Pasado presente
Es bastante increíble cuando un artista encapsula en un momento de la historia elementos que muchos años después (ponele 29 años, digamos) van a seguir poseyendo una vigencia implacable. Sin embargo, a la vez, si lo pensamos, fue necesario que esas cápsulas estallen en aquel momento (en 1995, imaginemos, por decir algo) para que todo lo posterior a eso cobre formas tales que generen evolución, avance y cambio para llegar a hoy, a un tiempo en el que (imaginemos, qué se yo 2024) esa vigencia persiste. Absolutamente un problema clásico en las películas de viajes en el tiempo.
En 1995 RZA produjo 3 (tres) de los álbumes más increíbles de la historia del hip hop. No sé como serán los rankings top 100 de ustedes ni me importa, ni siquiera sé cómo sería el mío, pero estos tres están y cerca de la cumbre. Cómo un productor escupe estos tres discos en un mismo año (“Return to the 36 Chambers” de Ol’ Dirty Bastard, “Only Built 4 Cuban Linx…” de Raekwon, “Liquid Swords” de GZA) es una incógnita de la magia del arte universal. Sin dudas, como ha sido expresado incontables veces, aquella inundación del sótano de RZA que hizo perder horas y horas de material crudo fue lo más parecido a la quema de la biblioteca de Alejandría del hip hop yanqui.
6. Recomendar es salud.
• National Geographic sacó un artículo acerca del crecimiento del rap en quechua que se puede leer acá. También los invito a visitar mi columna sobre rap en lenguas originarias latinoamericanas dando play acá.
• Este show en vivo de la enorme Nina Simone en julio de 1965 que nunca me cansa.
• Me gustó mucho este hilo de tuiter sobre “Laberinto” por su aniversario #38 que cuenta muchas cositas sobre la peli y su gente.
• En una de mis columnas en Nirvana Verbal triangulé la película “La Haine” (1995) con “Okupas” (2000) y con “Pizza, Birra, Faso” (1998): los años ‘90 y la representación de los márgenes desde una perspectiva sudaka. Acá se puede ver.
• También escribí sobre la noche que fui a ver a Dillom al Luna Park.
• Y, como siempre, la playlist complemento de este newsletter en esporifai a la que voy agregando 10 canciones por cada entrega:
Si tenés ganas de colaborar con mi trabajo podés hacerlo acá comprándome uno o más cafecitos.
‘Chas gracias.
Flor