El aperitivo - Autóctona y prescindible #1
Cruz Cafuné. Tango con rap. Lali. Cromañón. Carnaval. Etcétera.
1. Pogo canario
Voy a empezar con algo lindo porque después despotrico un poco.
Cruz Cafuné pasó algo así como 48 horas en tierra argentina y dio un show para casi 1700 personas en el Complejo C Art Media de Buenos Aires. Es decir que prácticamente duplicó los tickets cortados en su última visita. Su público en América Latina es un público fiel, un público encendido, que hace vibrar los venues y que esperó al borde de la silla las fechas en las que Cruzzi iba a presentar su último disco: “Me muevo con Dios” (uno de los más resaltables del 2023, detalle nada menor). El artista dio un show en el que mantuvo firmemente las garras en el volante y llevó con firmeza a la audiencia por terrenos de todo el espectro entre el R&B y el trap. Se despidió definitivamente de clásicos favoritos del público como “Te Enamoraste de Un G” y no se permitió ni una pausa entre tema y tema. Fue teloneado por Akim88, representante del drill en Argentina, y Chita – la invitada de honor sobre el escenario – fue ovacionada por todos los presentes.
2. Vino con sandía
Siempre tengo hambre de la fusión de tango y rap. No es algo tan abundante pero sí de larga data en Argentina. Esto lo estaba esperando. Al Sala Bo, con su vozarrón característico nunca tan bien usado, se juntó con Ajitawira y otra gente piola para sacar “Vino con Sandía”. Oigan qué rico todo acá. También aprovecho para rememorar este temazo de Santoz.
3. 194
En el recital de El Doctor en Niceto (Buenos Aires) unos estúpidos peligrosos prendieron una bengala. Una bengala. No importa qué bengala. Una bengala en un espacio cerrado. Esta vez, afortunadamente, no lamentamos heridos ni muertos.
En diciembre se van a cumplir 20 años de la tragedia de Cromañón. En un show de la banda Callejeros murieron 194 pibes y pibas. Desde aquel momento de infinito dolor para todas esas familias, para toda esa comunidad, la cultura en vivo en Buenos Aires cambió. Quienes aquí hemos laburado en espacios de encuentro cultural de todo tipo sabemos bien que se ajustaron protocolos, habilitaciones y licencias (abu$adas por al menos 15 años por el gobierno de la Ciudad, ahogando a espacios comunitarios y cuidando a grandes empresarios, no me quiero quedar sin decirlo) para exigir responsabilidad por las vidas de quienes salen a consumir cultura vuelvan a sus hogares sanos y salvos. Los eventos comenzaron a armarse de forma distinta. Las audiencias no olvidaron a sus 194 compañeros.
Como con tantas cosas, y mucho por fruto de los recambios generacionales en las escenas culturales, es necesario seguir flexionando esos músculos de memoria. Que no nos de paja. Que quienes no vivieron las esquirlas de aquella tragedia se enteren qué pasó. Por qué pasó. Cómo pasó. Por qué no tiene que pasar nunca más.
No hagamos la vista gorda con las lavadas de manos, las justificaciones. La irresponsabilidad mata. Los comunicados del artista (que lamentablemente descarrila mediante un último párrafo que borra con el codo todo lo anterior) y de Niceto (que no se caracteriza precisamente por proporcionar un nivel de seguridad adecuado a sus asistentes y que ahora no se hace cargo de que haya ingresado pirotecnia) son vergonzosos para la gravedad de lo que ya ha causado todo esto en la cultura nacional.
Por favor, no seamos pelotudos. Cuidemos nuestras vidas, cuidemos nuestros rituales, cuidemos nuestros refugios. Estemos a la altura.
4. K.O.
Sin ánimos de revisitar los lugares híper pisados de las infinitas repercusiones en redes, medios y vida cotidiana acerca de el gravísimo hostigamiento del Presidente de la Nación Javier Milei a una artista, en este caso a Lali, sí me siguen dando vuelta algunas cosas en la cabeza. En principio, lo serio del tema, desde ya. Mi opinión es ambivalente acerca de si la intención del ataque por parte del mandatario, sus ¿militantes? y su ejército de trolls tiene que ver con el intento de tapar el Sol (el desmembramiento del Estado y el empobrecimiento de la población) con la mano (un intento de polémica frívola con denuncias falopa), o si tiene que ver con una verdadera fijación de Milei y sus secuaces con lo que ellos consideran una batalla cultural (y su personalidad 4chanezca). Esto que escribió Tamara Tenenbaum me gustó mucho así que no voy a rantear tanto. Sus argumentos, muchos calcados de la alt-right yanqui de la última década y un poco más, estigmatizan a gente existente mientras crean hombres de paja y fantasmas inexistentes que justifiquen el viraje total a la derecha represiva del electorado. No es una excepción argentina, es una regla reaccionaria mundial.
Cualquiera sea el caso (o quizás sean ambos), una de las cosas que quizás me irrita un toque si pensamos en la defensa de Lali (o de María Becerra, siguiente víctima de las barrabasadas que hemos tenido que leer/oír) es lo mal orientada que se posicionó en redes sociales. A la chorrada de tuits denunciando tibieza o silencio de artistas – ya de por sí con cierto riesgo de banquina por cómo fue planteada – se sumó una ficha saltada que fijó su crítica a lo que mal se llama “música urbana”. Mal llamada porque es un término que invisibiliza que estamos hablando de música de raíz negra, pero también mal llamada porque no está teniendo límite a la cantidad de gente, géneros y estilos que meten dentro de esa categoría-bolsa. Pop is pop is pop is pop.
Mucho se atacó a los artistas de esa región sonora nacional, dejando ver un poco velado elitismo, unas fuertes cadenas a comer del pulso del algoritmo sin levantar la mirada, y también una ignorancia significativa sobre… bueno, sobre todo. Hasta sobre quiénes sí se estaban pronunciando. Offside total por apurarse a rascar likes y hacerse los picantes contra géneros enteros que bardean cuando conviene y utilizan cuando sirve. Los pronunciamientos, más o menos jugados, incluyeron expresiones de Lara91k, Sara Hebe, Dante Spinetta, Duki, OddMami, Nicki Nicole, María Becerra, Broke Carrey, Chita, y muchísimos/as más.
La deplorable actitud del primer mandatario del país fue recibida con una impecable respuesta de Lali, con apoyo de referentes de todos los rincones de la música nacional a su colega, y rechazada por la mayor parte de la opinión pública. En lo personal no espero menos de los bravos anticuerpos de esta gran Nación. “No dura un round, se te apaga la luz, es un knock out”.
5. Rap y punto
Cosas lindas. El 11 de febrero en Camping se armó un fechón entre fechones. Soui Uno, Sophia, Ana Milagrxs y Skan junto a invitados como Urbanse, Lego Skillz, Cerounno y el Oney la rapearon en una comunión absolutamente disfrutable al aire libre. Particularmente quiero llamar la atención sobre el highlight que fue, es y francamente opino que será la santafesina Ana Milagrxs con sus barras audaces y su actitud abrasadora. Atendeme esta animalada.
6. Recomendar es salud.
• El último EP de Little Simz. “Drop 7”. Porque la cabra es la cabra.
• Este videoensayo de la youtuber Contrapoints que a partir de declaraciones de Jordan Peterson desbanda las teorías pelotudas sobre el “m4rXism0 kUltur4L”. Porque es fantástico.
• “La lluvia también es no verte” de Mayra Bottero. Porque no hay que olvidar Cromañón.
• Esta charla entre colegas del periodismo musical en La Azotea. Porque la acabo de terminar de escuchar y el drama Pitchfork como síntoma de época nos preocupa mucho.
• Este hilo clarísimo de Luiz Antonio Simas sobre el carnaval como acto artístico, político y de amor. Porque dos ratas son hermanas si sus cloacas son iguales, como dijo el Elio Toffana.
• “Boicot”. El single de Javi Ortega a.k.a. El Indio con MPDHela. Porque el pueblo tiene virtud.
Bueno, fin de la primera entrega. La protoentrega. No prometo regularidad pero sí mi voluntad de consistencia. Gracias por leer. Mua.
Flor.